jueves, 22 de mayo de 2008

Minería Esquizofrénica

Hace unos momentos se clausuró el VII Simposium Internacional del Oro en el Perú en San Borja, con la ilustre presencia del presidente Alan García Pérez (qué-hijo-de-puta-que-eres).

El discurso de Verónica Marsano, Presidenta del Comité Aurífero y el de Alan García fueron muy similares: el Perú es un país en vías de desarrollo, la minería es un aliado estratégico para lograr ese desarrollo, no hay que cerrarse a la inversión internacional, el gobierno está cumpliendo al garantizar los mecanismos y marcos legales para la inversión rápida y sin problemas.

Lo mismo de siempre, las cifras que nos muestran nuestra bonanza económica de la que todo peruano que se respete está orgulloso: segundo lugar en el ranking de países más competitivos de sudamérica, primer país productor de oro en latinoamérico y quinto a nivel mundial, 200 prospectos mineros en el país, aumento del precio de los principales minerales de exportación del Perú, etc.

Varias preguntas salen de esto: en primer lugar, ¿Las regalías mineras están sirviendo como fuente de un desarrollo responsable y acorde a las exigencias del país? A todas luces, no. El mismo presidente García manifestó que sería conveniente repartir las regalías mineras directamente a los beneficiarios para que ellos lo gasten como quieren: como el Estado es incapaz de crear un proyecto de desarrollo integral e inclusivo, les damos los recursos para que se los gasten como quieran y luego no se quejen.

En segundo lugar cabe preguntarse si es que el gobierno está cumpliendo la labor de fiscalizar la explotación minera tanto a gran, como mediana y pequeña escala. Es obvio que tampoco cumple ese rol. Patética fue la escena en la que nuestro ministro borderline, Jorgito del Castillo les rogaba a los grandes mineros que por favor hagan un donativo de sus regalías al Estado peruano, como si dejar ganancias fuera fruto exclusivo de su buena voluntad. Ante la imposibilidad de establecer un marco legal firme, que sea respetado y que ponga en balance los intereses de todos los actores, nuestro ministro va a rogar por una propina.

Finalmente, cabe recalcar que es la gran minería la que está siempre en el ojo de la tormenta y la que crea el mayor número de controversias. ¿Dónde están la pequeña y mediana minería, así como la minería informal?, ¿Quién se preocupa por ellos?

Al Sur

Resulta paradójico que Alan García se jacte de la explotación aurífera en el Perú cuando en el país existe una gran cantidad de yacimientos que son explotados de manera ilegal por mineros informales sin oposición alguna del Estado. Son únicamente los pobladores afectados por la contaminación ambiental que causa la minería informal los que se han quejado, sin ser escuchados, obviamente.

Es evidente que desde hace varios años el sector minero peruano viene experimentando un proceso de expansión y fortalecimiento sin precedentes. Así, de pasar de representar el 3,5% del PBI nacional en el año 1994, se ha consolidado como el 5,8% en el año 2003. Entre 1993 y el 2003 el PBI minero creció a una tasa promedio anual de 9.9% (MINEM 2003).

Sin embargo, la relación entre la minería y el país ha sido desde sus inicios compleja, conflictiva y problemática; esta situación se ha venido acentuando en los últimos años, producto de este “boom” minero. Así, pues, la minería es percibida como una fuente de beneficios, crecimiento y desarrollo, a la vez que es cuestionada por otros motivos: la desigualdad en la distribución de sus regalías, el maltrato y la destrucción del medio ambiente por parte de las empresas mineras, los graves perjuicios que se causan a la salud pública, la incapacidad del Estado peruano de fiscalizar las actividades de las mineras (tanto grandes, como pequeñas y medianas mineras) mediante la creación y ejecución de políticas responsables de control, entre otros.



Tomamos por ejemplo el caso de las comunidades afectadas por la explotación de las minas en la Rinconada y Ananea, en la provincia de San Antonio de Putina, en Puno. La explotación de estos recursos la han venido realizando mineros informales bajo las más precarias condiciones, afectando así tanto a los trabajadores de las minas (en las que también trabajan niños y mujeres en condiciones infrahumanas), como al medio ambiente. La presencia de estas mineras informales ha transformado el escenario socioeconómico de las localidades aledañas, a la vez que ha ocasionado daños considerables al entorno. Durante los últimos años se ha incrementado considerablemente la actividad comercial en estas localidades y han aparecido nuevos negocios como son los prostíbulos y los bares, y también nuevos problemas: delincuencia, alcoholismo, violencia, inseguridad entre los pobladores.

Es por eso que esta actividad minera se ha convertido en una preocupación para todas las poblaciones que viven alrededor de la cuenca del río Ramis -entre las que se encuentra el distrito de Crucero- ya que ninguna de estas mineras informales ha implementado medidas de gestión ambiental, por lo que las aguas del Ramis circulan sin ningún tipo de tratamiento. Cabe recalcar que esta minería al ser informal no puede ser fiscalizada y tampoco genera regalías ni beneficios más que para los propios mineros.

El río Ramis arrastra todos los residuos y desechos que produce la actividad minera en "La Rinconada" y Ananea por las zonas medias y bajas de la cuenca hasta desembocar finalmente en el lago Titicaca, por lo que los afectados no son solamente los pobladores de las zonas cercanas a los yacimientos mineros, sino todos los que hacen uso de las aguas del Ramis, así como también la fauna y flora de la zona. Entre los minerales que se concentran en esta cuenca se encuentran el cianuro, mercurio y plomo

Durante su trayectoria, el Ramis es aprovechado para diversas actividades como son la agricultura y la ganadería, actividades que se han visto gravemente perjudicadas por los altos contenidos de sedimentos y metales pesados en las aguas del río, que ahora en ciertas partes toma un color verdoso. Además de perjudicar las actividades económicas, los pobladores están expuestos constantemente a altos niveles de contaminación, por lo que no sólo es un problema económico, sino también un problema de salud pública.

Frente a este contexto, cabe preguntarse nuevamente por si existe compatibilidad entre la expansión de la industria minera y un plan integral e igualitario de desarrollo en el Perú, y sobretodo en una de las regiones más pobres, como es Puno. Queda claro que mientras que Alan García y sus lacayos no solucionen en primer lugar los problemas actuales de la minería en el Perú, no va a haber inversión que nos salve milagrosamente de los desastres naturales que nos esperan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uno de los grandes problemas del Perú, es siempre tener gobernantes que solo estan en cocktelitos, y discursitos alabanciosos y muy positivos de su gestión, sí Hijo De Puta o que es lo mismo decir Alan García Perez, ignora la realidad o no le importa la realidad, la que después de 10 años o 20 años estalla con problemas de salubridad o delincuencia, es por que no hay bocaditos ni cockteles ofrecidos por la gente humilde del Perú profundo, esa gente que solo les sirve para las elecciones, esa gente que solo son un número, en encuestas o para hacer sus tasas de mortandad.... Una lastima

Un Impostor

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