lunes, 10 de septiembre de 2007

Poniendo el parche

Navegando con la corriente y en las tinieblas


La PUCP es una institución grande, prestigiosa y solvente. Le importa sobre todo su imagen y prestigio, bien ganado con el pasar de las décadas. Lamentablemente, le falta humildad para reconocer sus errores y carencias, que como toda institución, las tiene. Este problema está dado por las características del competitivo sistema privado universitario y por la imágen actual de las carreras y su valoración dentro de los esquemas del mercado neoliberal. Dentro de esa línea, las carreras mejor vistas son las tradicionales medicina y derecho (según la encuenta anual de Apoyo Opinión y Mercado) y luego viene una larga lista de carreras de ciencias o ingeniería que en los últimos años han ganado terreno gracias a una percepción simplista del desarrollo y del avance tecnológico.

Tanto los proyectos educativos del Ministerio de Educación o del Consejo Nacional de Educación del Perú van por esa línea -el PEN del CNE ni siquiera consigna la palabra "humanidades" en sus 114 páginas-, la de asegurar que para contribuir al desarrollo nacional es necesario que los centros educativos estatales prioricen las carreras científicas por sobre las humanistas. Esto es un despropósito alarmante. Desde el nacimiento de la ciencia moderna gracias al Renacimiento, las ciencias y las letras no han sido concebidas de manera tan separada como en el siglo XX. Las constantes revoluciones industriales y tecnológicas han sido tan contundentes que, sobre todo en sociedades tercermundistas, han opacado a las letras. ¿Cuál es el problema de todo esto? Que el buen uso y manejo del conocimiento científico debe ser complementado con el bagaje sociohistórico que da, por ejemplo, la arqeología, la sociología, la historia y la antropología; y por otra parte con una constante contraposición abierta de ideas sobre las implicaciones éticas que da, por ejemplo, la filosofía.

Para muchos esto es una pérdida de tiempo. Sin embargo, la degradación reciente del medio ambiente ha ido de la mano con esta separación del componente ético del mundo de la ganancia y el enriquecimiento. La falta de esta dimensión imprescindible del ser humano degrada no solo las relaciones entre pares, sino que está destruyendo a la humanidad en su conjunto, el suicidio del alma como mencionó Martha Nussbaum en el Coloquio Interdisciplinario de Humanidades realizado a fines de agosto pasado. Y con esto vamos cerrando el círculo. Decíamos que la PUCP es una gran institución, pero como Goliat o el Cíclope de La Odisea, empieza a subestimar a las pequeñeces, la insignificancia. Y esa insignificancia se llama Facultad de Arte.

Ya hemos expuesto en este blog dos post sobre el tema. Pero, como bien dice Cannabicus Prime, las noticias pasan de moda y la gente se va olvidando de ellas, hasta el punto en que no se hace absolutamente nada y nadie se entera. Entonces, no hay problema. Pero en este blog no nos olvidamos. La Facultad de Arte movió sus piezas, movilizó gente y consiguió que los gigantes de Dintilhac tengan que bajar al llano y poner el parche. Pero sus disculpas o soluciones no suenan sinceras, o al menos justas. Hoy, en el pasquín oficial de la PUCP, Punto Edu -aun no lo cuelgan en la red, cuando lo hagan haremos la actualización-, esta es la posición oficial:

Hacia una nueva Facultad de Arte

(...) Es innegable que los hechos de la semana pasada han reforzado la necesidad de construir una nueva Facultad de Arte, obra que la Universidad tiene planificada y presupuestada desde hace un año, pero que se ha retrasado principalmente por la necesidad de definir una nueva ubicación para esta edificación que respeta áreas verdes, rutas de salida, distribución del área y el desarrollo sostenible de nuestro campus.

Momento. Aguanta el carro. No se soluciona nada diciendo que el proyecto de la nueva Facultad de Arte está planificado desde hace un año. Hace 40 años que los alumnos de Arte estudian en esas condiciones asbestosas. Planifiquen y hagan los presupuestos que quieran, pero eso no es hacer una facultad. El Tren Eléctrico está más que planificado y presupuestado y no sirve para un carajo. Las cosas terminadas sirven, no las cosas a medio hacer, menos las cosas planificadas y nunca hechas.

Las razones del "retraso" dan risa. Aquí se aplica de manera ideal la frase "mejor te defiendes callado, compadre". La PUCP, y los invitamos a que cualquier persona que conoce el campus desde 1995 venga y vea cómo ha cambiado. Por supuesto, los que les encanta el cemento y el vidrio dirán que la PUCP está en muy buenas condiciones, pero a los que nos gustaba caminar por una universidad con áreas verdes de verdad, lugares donde descansar, leer o conseguirse novia era un placer que estaba ligado a la naturaleza que tenía el campus de Pando. Hoy, Pando es un bloque de cemento, es la Universidad de Lima (o quiere serlo), es un gran elefante blanco -con Polideportivo que nadie usa porque la universidad ALQUILA esas instalaciones a sus propios alumnos, con un set de televisión cuando la biblioteca central está hacinada y la falta de libros es enorme, con un edificio "inteligente" -más que la mayoría de sus autoridades- de nueve pisos en construcción mientras que la Facultad de Estudios Generales Letras no tiene presupuesto suficiente para acoger a la creciente cantidad de alumnos que aumenta cada año.
No sean graciosos, no mientan, apliquen lo que supuestamente la PUCP les ha enseñado, a ser sinceros, no a ser complacientes. Ah no... eso ya no enseña, ahora quieren alumnos, nada más.


El monstruo de cemento


Si no hay Facultad de Arte hasta el día de hoy es porque a ninguno de los altos directivos de la PUCP le interesa. Porque es una facultad chica y no da productos cuantificables, como si el arte pueda ser medido en una contadora de billetes. Si fuera por ellos, tendrían ya desde hace años una lindísima facultad. Pero no... dicen que están preocupados por las áreas verdes... entonces ¿por qué las ardillas y venados de la PUCP los últimos semestres están cada vez más presentes en los patios y veredas, cuando antes era muy raro verlos ya que estaban ocultos entre las varias hectáreas de áreas verdes que ya no existen? ¿Se han dado cuenta que están en una universidad y querrán estudiar? Quizá quieran entender por qué ya no tienen rosedales sino cemento, ya no áreas verdes sino áreas grises. Quizá algún curso de Gestión o Administración les vendría bien. Que dicen, directivos PUCP, ¿les dan becas, o les van a cobrar luego de dejarlos sin hábitat?

En este blog consideramos que la pequeñez está en el cerebro de cada uno. Que mientras más pequeñeces uno considere que existen -la vida, las áreas verdes, la salud, los derechos fundamentales- más estrecho de cerebro es. Y en la PUCP quizá sea necesaria más maquinaria para abrir la mente de algunos directivos empresariales, o más materia gris ya no para hacer edificios, sino para llenar los vacíos de los espacios en blanco dentro de sus cabezas.


Si encuentras el espaco verde el Blog de Cayo te regala una beca para que vayas al oculista.

La imagen externa se ha vuelto prioridad en la PUCP, pero las pequeñeces nos dan la oportunidad de ver qué tán agrietado está este gigante, y como se ve desde acá, esas grietas no las ha hecho un terremoto 7.9, las ha hecho la ignorancia humana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo con todo lo que dices..a los de artes nos estan meciendo...